La mesa redonda se celebró en los locales de la Federación de Asociaciones de Vecinos Antonio Machado de Valladolid. Hace la presentación de la mesa Celestino Candela, que era Director General de Urbanismo de la Junta de Castilla y León en el momento de la aprobación del plan y presidente de la Comisión Regional de Urbanismo que lo aprobó. Describe los acontecimientos de hace cuarenta años, la Transición, la Constitución Española, las elecciones municipales y autonómicas, y la constitución de los ayuntamientos democráticos, etc. y cita brevemente a los que estaban entonces y especialmente a los que ahora no están, Luis Felipe Alonso Teixidor, Pepe Gimeno, Carlos de la Guardia, que de una manera u otra participaron en el plan, en sus prolegómenos, en su redacción, sus frutos y en sus secuelas. En el caso de Luis Felipe Alonso Teixidor es destacable la organización de unas jornadas en Zamora en 1980 sobre planeamiento, claro anuncio de lo que vendría después. Fig. 2 y 3.
En 1983 el PGOU, ya en tramitación para su aprobación definitiva, recibió un accésit en los premios nacionales de urbanismo. El PGOU fue aprobado en 1984, pero en 1988 el Tribunal Supremo lo suspendió por defectos administrativos y, en función del consenso existente, se volvió a sacar a información pública y se volvió a aprobar en un periodo de tiempo muy corto, tres meses, urgencia determinada porque la suspensión de licencias iba a caducar y sin el plan aprobado volvería a estar vigente el Plan Mesones. Comenta el espíritu de entusiasmo que había entonces en todos los que trabajaban en el urbanismo, con ánimo de resolver los problemas de la ciudad. Presenta a los ponentes: Luis Vicente García Merino, profesor titular de la Universidad de Valladolid en Análisis Geográfico Regional, más tarde catedrático en la de Cantabria hasta su jubilación. Participó como miembro del equipo en el PGOU de Valladolid, también en el de San Sebastián, y otros. “Hemos compartido con él tres cursos de Paisaje que dimos en Ciudad Sostenible, cursos gratuitos, que tuvieron un gran éxito” dice. El segundo ponente, Manuel González, fue concejal de urbanismo y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valladolid desde el año 79, procedía del movimiento vecinal, por lo que tenía una experiencia muy oportuna. Por último, presenta a Bernardo Ynzenga, que fue director del equipo redactor del PGOU de Valladolid. Arquitecto, profesor de la ETS de Arquitectura de Madrid, ha participado en numerosísimos proyectos de urbanismo y arquitectura. Seguidamente da la palabra a Luis Vicente (Para ver el texto de Celestino Candela ver al final de este texto).
Luis Vicente García Merino empieza su intervención comentando que él era un estudioso del crecimiento de las ciudades, pero que la experiencia del plan fue una gran oportunidad de aprender, le permitió analizar el funcionamiento de las ciudades desde dentro. Trabajó con gran entusiasmo, pero dicho trabajo fue para él muy productivo, agradeciendo a Bernardo Ynzenga su saber: “Aprendí mucho y buena parte de lo que aporté a otros planes viene de ahí, viene de las enseñanzas con Bernardo, que ha sido quien me lo enseñó todo”. Comenta que se marchó de Valladolid en el año 86. Vuelve ahora y encuentra un Valladolid que no tiene nada que ver con aquel que estudió. Qué diferencia hay entre el Valladolid de los años 70 y el actual y por qué, se pregunta. Uno de los objetivos del PGOU-84 era reordenar el crecimiento. El crecimiento de Valladolid era lineal, siguiendo el curso del río y se planteó una forma más circular. Se trazaron dos rondas, una interior y otra exterior. Las rondas hacían de frontera del crecimiento, se trataba de evitar que se sobrepasara la segunda ronda. La tendencia del crecimiento de Valladolid a seguir el río es una constante. Porque tiene un bloqueo al norte (el cementerio, la industria), también hay un bloqueo al este, primero por el ferrocarril y luego por una cuestión social. El oeste había sido la zona de expansión de las clases medias y el sur la zona de baja densidad. Hoy observamos que estas tendencias se mantienen, pero si miramos al sur el crecimiento se ha desbordado allí ampliamente sobrepasando las dos rondas. Ya se ha llegado al Pinar y se ha extendido más allá, en torno a Viana, Boecillo, etc. El crecimiento también ha seguido otra dirección, sobre algo que no estaba planeado, en especial en el municipio de Arroyo de la Encomienda. Allí se ha recogido un crecimiento de clase media, con vivienda unifamiliar, tanto es así que si hoy miramos la foto aérea no encontramos al pueblo. En Valladolid se invierte el proceso de absorción de población rural, ya que a partir de los años 70 Valladolid exporta población a los núcleos más próximos, como Laguna, Tudela, Arroyo. Ahora mismo la ciudad está alcanzando al Pinar de Antequera, lo que probablemente supondrá una barrera al crecimiento. El éxito del plan, aparte de regular el crecimiento, ha regulado el tráfico, cosiendo tanto el este como el oeste. El plan fue desconectado de las directrices regionales y se planteó que cada municipio debería tener su propio planeamiento. Por qué se planteó todo esto, estábamos en una situación de impasse, no se sabía qué iba a pasar con el automóvil,
Hay un problema, y es que Valladolid no tiene un control de sus actividades económicas. Los que deciden sobre esas actividades económicas no están en Valladolid, y entonces Valladolid no puede dirigir su crecimiento. Por otro lado, los capitalistas que puede haber en Valladolid tampoco invierten en la ciudad, prefieren invertir fuera. El otro problema de Valladolid es que tampoco ha sabido ser capital regional. Ha tenido rivales muy duros, Burgos y León. Y por tanto Valladolid no tiene montado un sistema urbano, y al no tenerlo, no tiene unas garantías de crecimiento. (El documento que Luis Vicente García Merino nos entregó como preparación para la mesa redonda se encuentra al final de este texto).
Interviene a continuación Manuel González y señala cómo se formó un equipo de arquitectos jóvenes, urbanistas, geógrafos, tuvimos suerte con la gente que encontramos, porque no sabíamos nada. “Yo no tenía ni idea de urbanismo” dice. Da gracias a la vida que le tocó vivir, con una ciudad que necesitaba un cambio de rumbo y se transformó radicalmente. Tiene recuerdos magníficos. Menciona a Tomás Rodríguez Bolaños, quien le dijo, “dedícate al urbanismo, has estado en los barrios, conoces a la gente, a las asociaciones de vecinos”. Quiere destacar algunas situaciones. “Tuve la suerte de encontrar a Bernardo, a Pepe Gimeno, ellos hicieron lo que quisieron, el plan salió como querían y fue un éxito”. Añade que recuerda de aquella época “el trabajo contra los técnicos municipales, porque querían hacer cosas que yo no quería, creía que aquello no era lo correcto”. Tanto es así que desde entonces la ciudad cambió radicalmente. Se fijaron improntas, se abrieron caminos para resolver los problemas. La ciudad era entonces muy provinciana. Da las gracias a Bernardo Ynzenga, da las gracias a los técnicos que supieron tomar el camino adecuado, que sabían por dónde había que ir.
Interviene Celestino diciendo que debemos recordar que cuando se aprueba el PGOU-84 estaban vigentes las Ordenanzas Municipales de Edificación aprobadas en 1945, el Plan de Reforma de Alineaciones de 1950 para la zona centro y para el resto del municipio el Plan Mesones y el Plan Comarcal para los restantes trece municipios. El PGOU-84 fue un cambio absoluto en precisión, detalle y calidad. Y democracia.
Interviene a continuación Bernardo Ynzenga. Cuarenta años, más bien cuarenta y cinco, -dice- desde que empezaron a trabajar en el proyecto. Hay que hablar del contexto. Estábamos estrenando una democracia, la nueva Ley del Suelo, los sistemas generales, la gestión urbanística, etc. Hubo muchísimos debates en toda España generando lo que dio en llamarse “la cultura urbanística de los ochenta”. En el caso de Valladolid la situación era más delicada, porque en los años del desarrollismo el centro había sufrido muchísimo. Teníamos el problema de que Valladolid no tenía autonomía a causa del Plan Comarcal.
Empezamos a estudiarlo todo, se redactaron estudios sectoriales de las infraestructuras, la vivienda, el patrimonio, la catalogación, etc. Valladolid, que no había tenido estudios recientes sobre su situación, pasó a ser una de las ciudades mejor estudiadas. Se produjeron 27 volúmenes sectoriales, incluían desde arqueología a vivienda, se produjo una masa de información absolutamente descomunal. “A veces me preguntaba si era necesario ese alarde de información. No lo sé y hoy todavía no lo sé”, dice. Añade que es probable que muchas de las cosas que aparecen en los 27 volúmenes no encontraron traducción en el plan. Pero lo que sí se consiguió fue un conocimiento muy profundo del carácter de la ciudad.
Ese tipo de conocimiento ponían a la luz los desequilibrios, no era algo que a las fuerzas vivas les gustara. Hubo presiones de todo tipo, basta un ejemplo: con ocasión de la redacción del PGOU de Laguna de Duero, el presidente del Banco Exterior de España, Miguel Boyer, entonces protagonista de las páginas del papel cuché, amenazó a la alcaldesa de Laguna de Duero con recurrir a la justicia, al tener dicho banco grandes intereses en Torrelago. Por otro lado, no se había cumplido el plan de etapas. La alcaldesa estaba asustada, pero teníamos la razón y finalmente no pleitearon. Paralelamente a la recopilación de información, se tomaron decisiones estratégicas. Se organizó una gran exposición del Avance del Plan en el Patio Herreriano, el objetivo fue que todo el mundo se reconociese y diera su opinión. Se organizó un Servicio de Urbanismo en el Ayuntamiento (Luis Matilla fue el encargado). Entonces, Luis Enrique de Salamanca, Director de Urbanismo y presidente del INUR decretó que el PGOU se paralizaba hasta que no se respondiese al tema comarcal. Eso significó año y medio de paro. Y la redacción del Esquema Comarcal.
Una vez concluido el plan, para su puesta de largo se organizaron unas jornadas a las que se invitó a un nutrido grupo de expertos urbanistas: Damián Quero, Joan Busquets, Manuel de Solá-Morales, Eduardo Leira, etc. Finalmente, el plan se resumía en una trama urbana con un viario principal, el problema del centro, las zonas industriales existentes, los nuevos crecimientos y finalmente lo atascado, lo no gestionado. ¿Cómo se gestiona el plan? Se puso especial empeño en fragmentar el suelo en unidades gestionables. Se definieron numerosos Planes de Reforma Interior, los Estudios de Detalle, la idea era conseguir materializar las propuestas. Consolidar el sistema de espacios libres, acercar los equipamientos a los barrios, prever el crecimiento de la Ronda, etc. Para los catalanes, Manuel de Solá-Morales y Joan Busquets, el problema era que el plan no tenía propuestas formales. Para el equipo redactor del plan eso no era una preocupación, esos esquemas totalizantes. Añade que la ciudad no se crea así, al contrario, la propuesta era la “ciudad collage”, sin someterse a una geometría rígida. Por el contrario, se identificaron los espacios donde creíamos que no bastaba con los instrumentos del plan, para ellos era necesario medidas especiales. De ahí salieron las 100 propuestas de intervención en el conjunto de la ciudad. Fig. 4.
En esos años se hizo un gran esfuerzo, mucha gente colaboró con entusiasmo, se produjo mucha información, se tomaron muchas decisiones, todo ello se va diluyendo … a pesar de lo cual, queda una huella plasmada en la ciudad. (El documento completo entregado por Bernardo Ynzenga como preparatorio para la mesa se encuentra al final de este texto).
Se inició a continuación el debate con las siguientes intervenciones:
Ramón Sastre comenta que le parece un acierto la organización de esta mesa redonda. Añade que la suspensión de licencias fue una decisión muy importante, ya que en el centro de la ciudad se podía edificar con 12 m3/m2, mientras que en las afueras la edificabilidad era de 4 m3/m2. Bernardo Ynzenga decía una frase: “Valladolid había crecido sobre sí misma” multiplicando su edificabilidad. La clave era ¿qué edificabilidad tienen las parcelas? Pues la que tengan es la que hay que mantener. ¿Por que hay que multiplicarla por 10? Esa fue una decisión muy atrevida.
Luis Matilla interviene para resaltar la participación ciudadana, en el caso del PGOU-84 la participación fue extraordinaria, se organizó una campaña muy potente, si la comparamos con las que se hacen ahora.
Celestino Candela recuerda la labor de Carlos de la Guardia, desarrollando un trabajo, los Planes Especiales de Reforma Interior de los barrios, que tuvo su origen en el PGOU-84.
José Luis Sainz Guerra señala que la ciudad anterior a la democracia se había convertido en un ámbito manejado por un grupo muy pequeño de agentes (arquitectos, promotores, políticos) que tenían en sus manos todo el control del urbanismo, los planes, las ordenanzas, las cuales eran redactados “a la carta” y se modificaban tantas veces fuera necesario en función de los intereses de dicho pequeño grupo. El PGOU-84 supuso un cambio de rumbo radical en muchos aspectos, por ejemplo, la catalogación llevada a cabo entonces para proteger los edificios con valor patrimonial.
Santiago Calvo recuerda el papel de Ula Grieder en el Ayuntamiento. Apunta que no se ha tratado el tema del ferrocarril, que es en la actualidad un tema polémico. Cita el caso de la operación del Corte Inglés en el Paseo de Zorrilla, el plan Juan de Austria y el intento de que el Corte Inglés pagara parcialmente el nuevo puente.
Ángel Bayón comenta la importancia del movimiento vecinal, con campañas como “La Ribera es nuestra”. Señala que Tomás Rodríguez Bolaños fue elegido Alcalde gracias a Ceballos, Cornejo y otros muchos. Gracias a aquellas personas hoy tenemos un parque.
José Manuel Conde, de la Federación de Vecinos, tiene una pregunta: “¿Qué tenía el PGOU-84 para que los planes parciales que salieron entonces –Covaresa, Paula López, Parque Alameda, etc.- sean tan distintos a esa aberración que es el plan parcial Parquesol?” Responde Celestino Candela: El plan parcial Parquesol se aprobó antes de la Ley del Suelo del 76 y por tanto antes de la entrada en vigor del PGOU-84. Los planes parciales aprobados tenían legalmente un plazo para su desarrollo, que había que respetar, salvo que se optara por pagar grandes indemnizaciones, mientras que los posteriores tuvieron que adaptarse al nuevo plan, que aplicó parámetros urbanísticos más racionales.
Bernardo Ynzenga señala que al abordar la periferia sur se revisaron todos los planes parciales, y dice: “en algunos nos tuvimos que rendir, sin embargo, en otros el Ayuntamiento tenía mucho poder” y se aplicó para fomentar un diseño más sensato.
Antonio de Meer comenta que la reciente retirada de la nueva Ley del Suelo en las Cortes, (donde iba una propuesta sobre los efectos derivados de los errores en el planeamiento en el momento de la aprobación, de modo que no fuera anulado todo el plan, sino solo los errores), le ha recordado lo que ocurrió con el PGOU-84. En efecto, entonces se introdujeron cuatro modificaciones sobre lo que había mandado el Ayuntamiento, modificaciones tales como que se pudiera construir una parroquia junto al puente que ahora se llama de Adolfo Suárez, etc. De manera que, entonces hubo un recurso y el resultado fue que todo el plan quedó suspendido. Le llamó entonces por teléfono Jesús Posada, que era Consejero de la Junta, y le dijo, “no te preocupes, que lo vamos a aprobar igual”. Y así fue, en poquísimo tiempo se aprobó. Señala que cuarenta años después, al menos en este aspecto, seguimos igual. Fig. 5 y 6.
Una persona del público pregunta sobre la situación del ferrocarril, “que es una fractura urbanística y social”, se plantea si se hizo una integración social o se sacan las estaciones y las vías fuera de la ciudad o se soterra. Dice: “Aquí lo que hay que integrar no es al ferrocarril, es a los ciudadanos”.
Bernardo Ynzenga contesta que el ferrocarril no debería circular en superficie , es un mecanismo de segregación social. Pero no es el principal inconveniente el efecto barrera de la vía en Valladolid. El gran problema es la gran cantidad de hectáreas que hay vinculadas al ferrocarril en el centro de la ciudad. En el PGOU-84 se hizo la propuesta de desplazar al este un by-pass, para evitar molestias en los barrios por donde pasa.
Finalmente, Bernardo Ynzenga da las gracias a todos y especialmente a los que han intervenido del público en el debate.