Cada día aumenta la desconfianza de los ciudadanos en la Justicia, y quien puede extrañarse cuando suceden cosas que no pueden sino generar perplejidad y vergüenza ajena en una ciudad ya escandalizada con las actuaciones del poder judicial, cuando se juzga a su Alcalde.
El pasado jueves 22 de noviembre, en el Hotel AC Santa Ana, en un acto de índole profesional, se rindió una despedida‐homenaje al ex Presidente de la Sala de lo Contencioso‐Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Antonio‐Jesús Fonseca Herrero, con motivo de su nombramiento como magistrado de la Sala Tercera del Tribunal Supremo. En ese acto, en la mesa presidencial, junto al Señor Concepción, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, y ante el estupor de muchos de los presentes, estaba sentado un imputado por 2 causas penales: Don Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid. ¿Qué hacía allí? ¿Quién le invitó? ¿Qué mensaje se quiso trasladar a los jueces de instrucción de las causas penales del alcalde? ¿Qué mensaje se traslada a los ciudadanos? La presunción de inocencia es una exigencia del proceso penal, pero la necesidad de decencia de los poderes públicos es una exigencia de la sociedad civil en un estado democrático. Sin paliativos: repugnante.